¿Virus? Dos posibilidades…
Opción A
Un virus es un agente causante de enfermedad y muerte. Su única razón de existir es destruir tu organismo y por lo tanto es un enemigo externo contra el que luchar y del que hay que defenderse. Una enfermedad es un signo de que las fuerzas de destrucción del entorno han conseguido alcanzarte de algún modo. Es lógico y necesario entoces que te aisles tanto como puedas, que uses químicos desinfectantes y que veas a tus semejentes como un peligro potencial. Naturalmente, es adecuado vivir con miedo al entorno y con inseguridad por la posibilidad de que todas las medidas de protección que estableces no sean suficientes para mantener al enemigo a raya. Desde esta perspectiva, es natural también que queramos decirles a los demás lo que tienen que hacer e intentemos controlar sus conductas y comportamientos para intentar sentirnos más seguros.
Opción B
Una enfermedad es una crisis tóxica. Un virus es uno de los muchos elementos presentes en este proceso y es por lo tanto consecuencia de la enfermedad, no causa de ella. La enfermedad es el modo que tiene el organismo de actualizarse y gestionar un exceso de toxicidad. La situación actual es una respuesta orgánica colectiva frente al constante incremento de la toxicidad en nuestro entorno y en nuestros cuerpos (contaminación, radiación, pesticidas, aditivos alimentarios, sobremedicación, etc.). El intercambio de microbiota que produce el contacto físico entre nosotros y con el entorno es el modo en que nos preparamos mutuamente frente a estas alteraciones y nos mantenemos saludables como especie. Los virus y el entorno no son enemigos, son parte de ti y no hace falta vivir con miedo ni tratar de imponer nada. Desde esta perspectiva, las medidas de aislamiento y protección dificultan el proceso natural de adaptación y recuperación, aumentando la enfermedad y las muertes.
P.S.: No se trata de escoger un “bando”, se trata de explorar por uno mismo y actuar de forma acorde con la propia experiencia y comprensión, respetando la libertad y conclusiones de los demás.
Qué posdata más brillante. Un abrazo, Alfred.
Gracias 🙂