Un hacer que toma muchas formas pero que básicamente surge de una sola pregunta: ¿Cómo mejoro/cambio mi experiencia en este momento?
Y la propia pregunta te distrae de la única respuesta real: no puedes.
Tu experiencia en este momento es conocible, no es mejorable.
Lo que buscas -felicidad, plenitud, liberación, paz…- ya está aquí, ahora. Reconocerlo solamente requiere de una fusión íntima con este momento.
Una intimidad en la que la relación sujeto-objeto desaparece, en la que el ego que está valorando este momento y tratando de cambiarlo deja de existir.
Es entonces cuando, ausente de juicio y separación, este momento se revela como lo que siempre ha sido: pleno, completo, feliz, en paz.
Y al mismo tiempo, en ausencia de ese yo separado que habías creído ser, se revela también lo que tú eres y siempre has sido: la totalidad indivisible de este momento.
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