¿Habías visto alguna vez este gráfico?
Lo que puede pasar es siempre mucho menos de lo que tus miedos y preocupaciones quieren hacerte creer. Pero la diferencia entre todas las calamidades que tendemos a imaginar y lo que realmente acaba pasando es todavía más grande.
Nuestra mente tiene el hábito de construir problemas futuros y de tratar de resolverlos antes de que sucedan. Sería un pasatiempo inofensivo si no fuera por que tendemos a tomarnos esos “problemas” muy en serio, confundiendo proyección mental con realidad.
Lo cierto, sin embargo, es que lo único que es real y que requiere toda tu atención es lo que te está sucediendo en este momento. Lo que la vida te ha puesto delante es lo que tienes delante. Sencillo, ¿no?
Lo interesante es que cuando te das cuenta de esto y tu enfoque se mueve de lo que te preocupa a lo que en verdaderamente está pasando, se libera una gran cantidad de energía. Exactamente toda la que le estabas dedicando al familiar pasatiempo de crear escenarios futuros y preocupaciones sobre ellos.
Como consecuencia de ese cambio de atención, tu estado emocional inmediatamente mejora, tu cuerpo se relaja y tu mente se se aclara y se abre a nuevas posibilidades, ideas e inspiraciones. En otras palabras, recuperas todo tu poder para resolver lo que realmente tienes delante.
Además, cuando tu atención y tu enorme capacidad creativa se dirigen a responder de la mejor manera posible a lo que sí está pasando, (re)descubres un par de cosas muy importantes:
Primero, que lo que sucede casi nunca es tan malo como lo que pensabas que pasaría. Y segundo, que tanto si lo es como si no, tu capacidad para encontrar soluciones creativas y dejar atrás cualquier dificultad que se presente es siempre mucho mayor de que lo que crees.
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