Sí, es algo habitual, pero habitual no significa natural.
Todo empezó cuando algún experto te sugirió que hay pensamientos positivos y negativos, que hay estados que debes trascender y otros que debes alcanzar, o incluso que alguien “trabajado” no debería pensar o sentir según qué… ¿Te suena?
El experto te enseñó, en definitiva, que tus pensamientos y emociones pueden (y definitivamente deben) ser controlados, gestionados o, incluso peor, aceptados.
Ésta es la semilla, tan inocua en apariencia, que cuidadosamente fertilizada con consejos y métodos, se acaba convirtiendo en una frondosa enredadera de conflictos, culpas y frustraciones.
Pero no temas, el mismo gremio de expertos que te vendió las semillas tiene preparadas para ti las últimas herramientas, técnicas y avances para la poda, control y eliminación de enredaderas.
Así, el círculo se cierra y podemos mantenernos todos, incluido el bienintencionado experto, ocupados indefinidamente en nuestros jardines particulares, persiguiendo emociones y procesos mentales para podarlos y darles forma como si fueran una manada irreductible de bonsáis huidizos y eternamente rebeldes.
Hubo un tiempo, sin embargo, en el que no había lucha ni persecución, en el que todas tus emociones eran recibidas por igual. Ninguna de ellas necesitaba ser retocada o aceptada.
Un tiempo en que tus pensamientos eran solamente esto, pensamientos, siempre pasajeros e inofensivos. No te hablaban de ti ni dictaban tu identidad.
El secreto es que ese tiempo, en realidad, sigue siendo ahora.
Tus emociones no son rompecabezas que resolver. Tus pensamientos no te definen ni te limitan. Tu experiencia no necesita ser arreglada, modificada ni aceptada.
Recuerda quién eres. Qué eres.
Recent Comments